Vivimos rodeados de aparatos electrónicos: electrodomésticos, teléfonos móviles, ordenadores… Prácticamente en todas las actividades que realizamos en nuestro día a día entramos en contacto con alguno de estos aparatos. Como es lógico, su uso se refleja en la factura de la luz en forma de consumo energético.
Desde hace unos años, existe una regulación sobre el consumo eléctrico de los dispositivos, a través de un sistema de etiquetado que identifica, en líneas generales, como de eficiente energéticamente es dicho dispositivo. También podemos encontrarlo en los electrodomésticos de gran tamaño, como los hornos o frigoríficos, donde nos guiamos por esta etiqueta para decantarnos por el que vaya a tener un menor impacto en nuestra factura de la luz.
Ahorrar en la factura de la luz, reduciendo el consumo en los electrodomésticos es sencillo con pequeños gestos fáciles de implementar en tu día a día, pero muchas veces nos olvidamos de los pequeños aparatos electrónicos con los que interactuamos a diario. Ya sea porque pasamos más tiempo con ellos y los tenemos tan incorporados a nuestra rutina que pasan inadvertidos o porque consideramos que su consumo es insignificante al ser de menor tamaño, pero el gasto energético de estos dispositivos electrónicos de menor tamaño no suele generar tanta preocupación.
Por eso, te lanzamos la pregunta: ¿Sabes cuánta electricidad consume tu microondas? ¿Y tú ordenador?
Para determinarlo, debemos tener en cuenta tres factores:
- Concretar cuál es el consumo del aparato por sí mismo.
- Determinar la potencia de luz que necesitan para que su funcionamiento sea el más correcto.
- Calcular cuál es el tiempo medio de uso de cada dispositivo.
Por ejemplo, siguiendo los datos ofrecidos por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo para el sector residencial, dispositivos como la televisión consumen 119 kW/hora y el ordenador, 145 kW/hora. Este consumo de luz se ha potenciado con el teletrabajo, donde muchas personas pasan muchas horas en el hogar haciendo un uso intensivo de dispositivos como el ordenador o, directamente, la luz de la vivienda.
Puede parecer que los pequeños electrodomésticos, como el microondas, la cafetera, la tostadora, la aspiradora o la plancha tienen un impacto muy bajo en nuestra factura de la luz, pero en realidad si que representan un porcentaje alto de nuestro consumo diario. ¿A qué se debe?