El frío ha llegado oficialmente a todas las casas de España y con él, la necesidad de activar nuestros sistemas de calefacción para protegernos. Cuando llega este momento, es habitual preguntarse si nuestra calefacción eléctrica o de gas funciona correctamente y podemos optar por una alternativa más económica para nuestra factura de luz o de gas.

Hablamos del suelo radiante, un sistema muy interesante y que puede ayudarte a potenciar la eficiencia energética de tu hogar. ¡Te contamos más!

¿Qué es el suelo radiante?

El suelo radiante es un sistema que emite calor a baja temperatura por debajo del pavimento de tu vivienda.

Su funcionamiento es similar al de la calefacción de gas tradicional, ya que emplea la canalización de agua para generar calor. La principal diferencia con este sistema es que el sistema de tuberías se instala debajo del suelo.

El resultado es una emisión homogénea de calor por toda la vivienda o negocio, aumentando el calor de las estancias y generando una mayor sensación de confort. Además, esta distribución constante y más amplia a través de todo el sistema de tuberías permite reducir el consumo de gas y hacerlo de forma más sostenible. Si combinamos este sistema con otros trucos de ahorro de gas, veremos una reducción muy interesante en la factura.

El suelo radiante es un sistema de calefacción que funciona mediante la canalización de una fuente de calor debajo del suelo. Este sistema emana calor de forma homogénea, de unos 40º en invierno y 15º en verano, gracias a una red de tubería plásticas o, en su defecto, cableado que se instala bajo el pavimento de la vivienda o local de negocio.

Cabe pensar que este sistema puede suponer algún tipo de peligro para el suelo, especialmente si hablamos de tarimas u otros materiales inflamables, pero la realidad es que el suelo radiante cuenta con un aislante térmico que, además, es fundamental para aumentar la eficiencia energética: actúa como almacén de energía y la libera de forma progresiva, siguiendo el modelo de inercia térmica.

¿Cuáles son los pros y contras del suelo radiante?

Como cualquier sistema de calefacción hay una serie de indicaciones que son favorables y pequeños inconvenientes que debemos tener en cuenta para que el suelo radiante se convierta en un aliado de tu ahorro de energía y gas. ¡Vamos con ellas!

Ventajas del suelo radiante

  • Rendimiento óptimo: El agua necesaria para calentar la vivienda es mucho menor que en la calefacción tradicional ya que los circuitos de tuberías son de unos 6-10 milímetros. Lo mismo ocurre para enfriarse en verano. Se trata de uno de los sistemas de climatización más eficientes.
  • Confort asegurado: Estos circuitos de tuberías hacen que la distribución del calor sea mucho más homogénea que la de la calefacción tradicional. Con ello, conseguimos la temperatura de confort perfecta para la calefacción de una forma sencilla. Además, al salir directamente del suelo, no se pierde en las partes altas de las habitaciones.
  • Sistema de bajo consumo: El suelo radiante funciona a baja temperatura, de unos 40 grados de media, lo que, en comparación con los radiadores, que necesitan alcanzar temperaturas de hasta 85 grados, lo hace mucho más eficiente.
  • Más sostenible con el medioambiente: Aunque esta ventaja del suelo radiante es menos visible en tu factura de la luz, es igual de importante. Este tipo de calefacción se puede usar con más frecuencia por fuentes de energía renovable y, por lo tanto, permite hacer un consumo más responsable de nuestra energía.
  • Reducción del ruido visual: Efectivamente, el suelo radiante es un aliado de la decoración de nuestra vivienda. Al ir instalado bajo el suelo, se gana espacio en los radiadores, ya que los sistemas tradicionales tienen que estar libres para que emitan y distribuyan bien el calor. El suelo radiante solo necesita un armario para colocar la instalación y control del sistema.