Empezar la mañana con una ducha de agua caliente es una de nuestras formas favoritas de arrancar el día con energía. Este pequeño placer de la vida no sería posible sin el termo o calentador, uno de esos aparatos eléctricos cuya compra probablemente te haya generado en alguna que otra ocasión estas dudas: ¿qué es mejor para mi hogar: un calentador eléctrico o un calentador de gas? ¿Qué impacto tiene cada uno de ellos en mi factura de la luz y de gas?

Si esta pregunta ha rondado alguna vez por tu cabeza, presta atención a este post. En él desvelaremos las ventajas y desventajas del calentador eléctrico y del calentador de gas para que tomes la decisión que mejor se adapte a tus necesidades, por supuesto, teniendo en cuenta el ahorro energético y el menor impacto posible en tu factura de luz. ¡Sigue leyendo!

Calentador eléctrico

Empecemos por el principio, ¿qué es un calentador eléctrico? Aunque sea fácil intuirlo, este tipo de electrodoméstico se caracteriza por utilizar la electricidad como fuente de energía. Así, el agua se calienta a través de una resistencia eléctrica situada en el interior del termo y una vez que alcanza la temperatura adecuada, dicha resistencia se apaga y es el material aislante del depósito el que se encarga de mantener la temperatura.

Una vez aclarado su funcionamiento, toca aprender más sobre los beneficios que puede proporcionarte el calentador eléctrico:

  • Agua caliente sin esperas y a temperatura constante: Gracias a la acumulación del agua en el depósito, esta sale caliente en el grifo prácticamente al instante. Además, el agua no experimenta las variaciones de temperatura, evitándote así esos incómodos momentos de contrastes frío-calor durante la ducha.
  • Más fácil de instalar y mayor seguridad: La instalación del calentador eléctrico es muy sencilla, ya que una vez que se encuentre conectado a la toma de agua, el último será buscar una toma de corriente y enchufarlo. Asimismo, los calentadores eléctricos reducen el riesgo de fuego al no tener una llama encendida, por lo que son mucho más seguros.
  • Mayor posibilidad de domotización: En la actualidad, la digitalización se está extendiendo al hogar y no es de extrañar, el impacto de ahorro de la domótica en la factura de luz y su comodidad se hacen notar. Así, existen calentadores eléctricos programables que dan la posibilidad de elegir la hora de encendido y apagado, un aspecto especialmente interesante para aquellas personas con tarifas de discriminación horaria.

Aunque llegados a este punto, la idea de optar por un calentador eléctrico esté cogiendo fuerza en tu cabeza, no todo es color de rosa y queremos contarte algunos de sus inconvenientes:

  • Mayor coste para tu factura de luz: El uso de un calentador eléctrico puede tener un mayor impacto en tu factura de la luz ya que su fuente de energía es, precisamente, la luz. En los últimos meses hemos vivido grandes variaciones al alza del precio de la luz en el mercado mayorista, sin embargo las precio del gas siempre serán más estables, por lo que podemos afirmar que el gas es una energía más económica en ciertos momentos.
  • Agua caliente limitada en función del depósito: En los calentadores eléctricos, es el depósito quien marca los litros de agua caliente, ya que una vez que se acaba debemos esperar un cierto tiempo hasta que vuelva a llenarse. Este punto cobra relevancia cuando varias personas de la vivienda se duchan de manera seguida, ya que el agua caliente puede no alcanzar para todas y habrá que esperar un poco hasta que vuelva a calentarse de nuevo.