Gestionar de manera eficiente nuestra energía tendrá unas implicaciones directas en nuestro ahorro energético y al mismo tiempo estaremos reduciendo el impacto medioambiental. En el caso de las empresas y negocios con máquinas industriales, es inevitable que, en ocasiones, los aparatos eléctricos absorban parte de la energía que, finalmente, no se utiliza. Este tipo de energía, llamada energía reactiva, tendrá una penalización en tus facturas de la luz. Si aún no sabes qué es la energía reactiva y en qué se diferencia de la energía activa,no te preocupes, a lo largo del blog te lo explicamos en detalle.

¿Qué es la energía reactiva?

La energía reactiva es aquella que absorben algunos tipos de equipos eléctricos en los entornos de empresas como pueden ser la maquinaria industrial, ascensores, fluorescentes… Esta energía no se llega a consumir porque el propio equipo lo devuelve a la red, pero sí representan un esfuerzo para el sistema eléctrico porque tiene que generar y transportar esa energía hasta los equipos eléctricos de destino.

La principal diferencia entre la energía reactiva y la energía activa, que es la habitual que consumen tanto los particulares como las empresas, es que la energía activa se mide en kilovatios hora (kWh), mientras que la energía reactiva se mide en kilo voltio-amperio reactivo hora (kVArh) porque no se consume y, por lo tanto, no se transforma en calor.

Para entender mejor cómo funciona la energía reactiva, visualicemos una jarra de cerveza bien servida: necesita una ligera capa de espuma para que esté en el mejor estado posible. Esta espuma no sacia la sed ni se consume de forma directa pero sí tiene una utilidad y ocupa su espacio dentro de la jarra. Siguiendo esta analogía, la energía reactiva actúa como la espuma de la cerveza, ocupando un pequeño espacio de la instalación eléctrica, pero sin suponer un consumo eléctrico.

Este ejercicio, igual que ocurre cuando nos excedemos en la espuma de la cerveza, puede ocasionar pérdidas en el sistema. La energía reactiva suele estar presente en negocios que cuentan con grandes máquinas y equipos. Este tipo de instalación normalmente utiliza bobinas y condensadores que generan campos magnéticos. Es en ese punto donde suele producirse la energía reactiva que después es penalizada en la factura de la luz. Además, la presencia de este tipo de energía en nuestra instalación disminuye la vida útil de las máquinas por las constantes bajadas de tensión.