Practicar el ahorro energético nos ayuda a reducir nuestra factura de la luz, pero también a tener una actitud más sostenible con nuestro entorno. Cada 5 de marzo, celebramos el Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha que nos recuerda lo importante que es tener nuestros hogares optimizados energéticamente y optar siempre por las soluciones más sostenibles.

Pero, ¿qué es exactamente la eficiencia energética?

La eficiencia energética consiste en optimizar la energía de los dispositivos e instalaciones que nos rodean para reducir el consumo energético realizando las mismas actividades. Ser eficientes con nuestra energía se traducirá en un ahorro en nuestra factura eléctrica y, además, nos ayudará a ser más sostenibles con el planeta. Un objetivo que debemos perseguir de manera individual, cambiando pequeños gestos en nuestro día a día.

Desde CHC Energía, os proponemos celebrar este Día Mundial de la Eficiencia Energética adoptando cuatro simples hábitos que tendrán un impacto directo en nuestro consumo energético haciéndolo más sostenible y eficiente.

Garantizar el aislamiento térmico del inmueble

Muchas veces no prestamos atención a las paredes de nuestro hogar, pero si nos fijamos seguro que encontraremos pequeñas ranuras, que conectan con el exterior. ¿Sabías que, a través de ventanas, puertas o techos, se pierde mucha energía? Mejorar el aislamiento térmico es una de las claves principales a la hora de practicar la eficiencia energética, pero también de sostenibilidad. Al mantener bajo control este aspecto estaremos disminuyendo la huella de carbono de los edificios, y mejorando a la vez su eficiencia económica. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes, el ahorro energético puede ser de hasta el 50%.

Aunque factores como la orientación del edificio o el número de ventanas del mismo, influyen en el consumo eléctrico, actualmente, existen modelos de cristales, cubiertas y muros con las que podremos mejorar el aislamiento de nuestras viviendas. Están fabricados con materiales capaces de filtrar el frío del invierno y absorber parte del calor del verano. Así, el tiempo de uso de los sistemas de calefacción y aire acondicionado se reducen, lo que representa un ahorro tanto energético como económico.

El consumo de calefacción es una de las actividades en la que existe un mayor margen de ahorro energético. La instalación de un termostato inteligente que regule automáticamente todas las estancias de los edificios según sus necesidades es clave para controlar nuestro consumo según el uso que vayamos a hacer de la energía en cada momento. La temperatura de confort dependerá de los inquilinos, pero se recomienda que siempre se encuentre entre los 20 y los 25 grados centígrados.

Además de estas medidas, existen otros gestos mucho más sencillos que contribuirán de forma natural a mantener la temperatura ideal, como, bajar las persianas cuando se va la luz del día o ventilar las estancias solo durante el tiempo necesario y en las horas en las que la temperatura sea mayor.